25 de octubre. El Sur de Acapulco.

Cuestiona el dramaturgo Luis Mario Moncada qué tiene que decir el teatro ante la debacle mundial
Karla Galarce Sosa


Durante el segundo día de actividades del tercer ciclo de lecturas dramatizadas Ola nueva, el dramaturgo y director de escena Luis Mario Moncada ofreció la charla titulada Crisis nacional/crisis teatral, o El discurso del decapitado en el auditorio Juan García Jiménez del Centro Cultural Acapulco a unas 40 personas.

Luego de referir que el teatro, en diferentes épocas, ha tenido alguna función específica, el egresado con mención honorífica de la licenciatura en Literatura Dramática y Teatro de la UNAM, lanzó cuestionamientos acerca de cómo podría salir tal actividad artística de la crisis en la que está inmersa la sociedad actualmente, considerando que ha habido cambios paradigmáticos en la sociedad misma.

Refirió a un “embate” por el que está atravesando el arte escénico y nombró a l cine, la televisión y a la radio como los grandes retos que deberá enfrentar la actividad que tiene ya más de 2 mil años de existencia.

“¿A quién le importa el teatro? ¿Qué es lo que el teatro tiene que decir ante la debacle mundial?”, preguntó el investigador a los asistentes, entre los que se encontraban el director del teatro Domingo Soler, Raúl René Soto; el dramaturgo José Dimayuga; el también actor, Enrique Caballero Vela e Iris García Cuevas y algunos de los participantes en las lecturas de Ola Nueva.

La discusión se centró en que a pesar de que el teatro era considerado como una herramienta de adoctrinamiento y educacional, en México, sólo figura en los planes y programas de estudio de niveles básicos de educación pero que no es utilizado como una verdadera herramienta, con técnicas teatrales incorporadas a la pedagogía.

Moncada argumentó que si hubiera un verdadero teatro estudiantil en las que existieran dinámicas de enseñanza teatral, habría seres humanos con una percepción distinta de la vida y otro tipo de sensibilidades en las que el arte estaría presente.

Raúl René Soto expuso que es necesaria una “plataforma” que permita desarrollar investigación, mayor difusión de la información existente y mayor formación.

Finalmente el expositor, Luis Mario Moncada propuso a los asistentes que generen situaciones que modifiquen la realidad de las personas, para que cambien su cotidianidad, sacarlos de la enajenación en la que se encuentra permanentemente, y hacer que el teatro se vuelva un espacio entre el actor y el público para que exista una convivencia entre los espectadores.

Después de terminar la charla, se desarrollaron dos propuestas escénicas, la primera en el salón de música de ese mismo lugar bajo la dirección de Zaría Abreu titulada Silencio, texto original de Carlos Nóhpal, en la que actuaron Mariana Hartasánchez, Shandre Jeshua Díaz, Elsa López, Ricardo de Paz Dorantes, Valeria Casiano, Francisco Bahena e Ilian Blanco.

Cabe hacer mención que durante el desarrollo de este primer ejercicio escénico, se pudo observar que el auditorio Juan García Jiménez estuvo ocupado por un grupo coral, mientras que en el salón de música más de una veintena de personas tuvieron que quedarse afuera debido a que no había espacio para más de unos 40 asistentes y que incómodamente observaron la obra.

En seguida y bajo la dirección de Mariana Hartasánchez, una obra de Alejandro Ricaño Riñón de cerdo para el desconsuelo en el que actuaron Zaría Abreu, Mariana Hartasánchez, Francisco Bahena e Ilian Blanco, en la explanada del IGC.

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