27 de septiembre. El Sur de Acapulco.

Demanda el dramaturgo Luis Mario Moncada incorporar el teatro al sistema educativo

Karla Galarce Sosa

Hace falta que el teatro sea integrado a los sistemas educativos para que, de manera multidisciplinaria, contribuyan en una educación integral del individuo, como un instrumento cultural que refleje al ser humano nítidamente, como una civilización en su plenitud, sostuvo el dramaturgo y crítico teatral, Luis Mario Moncada, quien participará en el Tercer Ciclo de Lecturas Dramatizadas Ola Nueva que se realizará en Acapulco del 23 al 25 de octubre.

Entrevistado ayer vía telefónica, el autor de El motel de los destinos cruzados, dijo que en el teatro, al igual que en el contexto social que vive México, se ha hablado de una crisis de que tiene que ver con su falta de cercanía con el público.

“Desde hace muchos años se habla de una crisis profunda de falta de público, por que parece que el teatro no termina de conectar con la necesidad del público. Ante esta circunstancia siempre surge la pregunta del por qué. ¿Qué estamos haciendo mal? o si el teatro como arte, se ha convertirlo en una disciplina arcaica, ¿qué le resulta complicado conectar con un público contemporáneo?”, reflexionó el integrante del Sistema Nacional de Creadores.

Refirió que el público es ahora más cercano a formatos televisivos cinematográficos o electrónicos como los de vía Internet.


Cuestionó la crisis, si es que la hay, de público: “si lo estamos enfocando el lado correcto, por qué nosotros seguimos empeñados en traer al publico a nuestro terreno, al lugar donde nosotros decimos que debe ir y de la forma en que nosotros decimos que debe ir”.

Opinó que lo que se ha olvidado en el público es conocer qué es lo que necesita el espectador de acuerdo con sus niveles sociales, económicos, culturales y educativos para evaluar si el teatro que se produce esta respondiendo a alguna necesidad del público.

Afirmó que existe una desvinculación entre los procesos de producción, difusión y formación por que las distintas etapas del procesos están desconectas.

“Hay una comunidad artística que quiere desarrollar obras que tienen destinatarios determinados, sin embargo, el fenómeno de apreciación del teatro es muy demandante para el publico, no es lo mismo que ver una película”, manifestó.


Explicó que cuando el público asiste a una “mala obra de teatro” queda vacunado contra el teatro porque, aseguró, la experiencia resulta devastadora.

Opinó que “la gente no quiere comprometerse e involucrarse con algo que no le está generando una satisfacción y cuando la gente ve una mala obra de teatro no quiere regresar en seis meses”.


Consideró una importancia vital tener en cuenta al público debido a que si se trabaja para el público, se trata de mantener un diálogo donde se esté hablando de las cosas que le interesan a ese público y que también te interesan a ti. Aclaró que no se trata de ser complaciente con el público.

Añadió que, si existe un fenómeno incipiente de desarrollo teatral en Acapulco, vale la pena tomar en cuenta los fenómenos sociales y la falta de públicos para no reproducir los mismos errores que se han cometido en otros estados.

“Tratar de descubrir ese nuevo fenómeno, que puede hacer que el teatro se asiente en un lugar como Acapulco y que se convierta en una actividad vital, tanto para quienes lo hacen, como para quienes lo observan”, reiteró el investigador de teatro.


Habló acerca de las circunstancias en las que se encuentra el país, en un contexto social político económico de descomposición y preguntó: ¿estamos haciendo teatro en ese contexto como para que estemos alimentando o provocando la reflexión? ¿Estamos generando un cambio de actitud? ¿O estamos simplemente compitiendo con la fuerza que tienen las noticias de todos los días?

Eso habla –continuó– de la forma en cómo te acercas al público y cómo te conviertes en algo vital para ellos o no. Estamos tocando temas como el narcotráfico o la narcopolítica o la violencia tan desatada que está en todo el país, que ni conviene al teatro ni al público le interesa estar viendo reproducir eso en los escenarios.

En relación a la responsabilidad de la formación de públicos, dijo que no hay una verdadera formación de públicos.

Como las artes en general, se requiere de una preparación para poder apreciarlas y sensibilizarse, sostuvo.

“Los sistemas educativos hablan del teatro, pero no precisamente como un ente orgánico en el que se forme como ser humano. El teatro ayuda en el enriquecimiento de la expresión corporal, para la seguridad personal, para la socialización. Brinda herramientas que como espectador irá entendiendo códigos que no se observan en otras artes”, agregó.

Tomado de:
http://www.suracapulco.com.mx/nota1.php?id_nota=45506

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